Mi experiencia como familia de acogida
Hablamos sobre la vivencia de ser familia de acogida con Amparo Caballero, una de nuestra madres de acogida con más experiencia. Su marido, sus dos hijos y ella llevan años recibiendo cada verano alumnos de intercambio de Schola. Como profesora, Amparo tiene claro que acoger a estudiantes de otras nacionalidades, compartir e intercambiar experiencias con ellos es un gran aprendizaje para sus hijos, y también para su marido y para ella. Dice haber aprendido algo de cada alumno por diferente que fuera, y aunque la experiencia requiere dedicación, siempre resulta un nutritivo aprendizaje en familia.
«Ser familia de acogida significa abrirse a conocer y compartir. Mi familia y yo llevamos muchos años acogiendo jóvenes de todo el mundo con Schola, y el balance siempre ha sido positivo. Como profesora sé lo importante que es para la educación de mis hijos este tipo de experiencias con personas de otras culturas. El mundo es muy grande y deben estar preparados para desenvolverse el día de mañana. Ellos todavía son pequeños y no han tenido experiencias solos en el extranjero, pero el hecho de recibir en casa a alumnos mayores procedentes de lugares tan diferentes, les ayuda a ser más tolerantes, comprensivos y responsables, y a tener una actitud más positiva y proactiva ante la vida.
Una de las cosas más importantes cuando decides ser familia de acogida es la dedicación. No sólo se trata de poner la casa, las familias de acogida somos embajadoras: nuestra misión es integrar a esa persona desde el primer día. Es muy importante tener una mentalidad abierta y receptiva. Hacer un esfuerzo por conocer a la persona, no anticiparse; llega una persona nueva a casa y como familia nos corresponde el primer esfuerzo para integrarla. Y para ello, es importante hacer algunas cosas que les ayuden a sentirse más cómodos. Nosotros por ejemplo siempre les preparamos una habitación privada, pues yo creo que es fundamental darles un espacio propio para que se sientan cómodos. También solemos hablar con sus padres al principio y durante su estancia, vamos con ellos al supermercado los primeros días para que elijan qué les apetece comer, les regalamos una toalla, fijamos unos horarios y una rutinas de orden y limpieza de sus cosas… Y cuando se marchan, siempre hacemos una cena de despedida y les damos unos regalitos de recuerdo para su familia y para ellos.
Los pequeños detalles, así como una buena organización de las responsabilidades, son clave en la experiencia del alumno y de la familia de acogida. La selección previa de familia-alumno es también importante para buscar perfiles compatibles. Y es genial cuando los estudiantes viajan con compañeros que se alojan en familias de la zona, tal y como sucede con el programa de intercambio de Schola, pues pueden quedar para hacer cosas juntos y su estancia es muchísimo más completa. Finalmente, la experiencia que vive cada familia de acogida es diferente, pero todas son un aprendizaje en familia muy nutritivo y recomendable, que nos une y hace más tolerantes«, Amparo Caballero.
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